sábado, 15 de febrero de 2014

MADURAR NO ES LO MISMO QUE CRECER

Hoy comienzo con una de mis divagaciones, una de esas que se me ocurren mientras limpio el polvo o me doy una ducha. Todo empieza con los cambios que han experimentado mis gustos en los últimos diez-quince años. No me gusta lo mismo, es mas, me aburren cosas que antes me divertían. Sin embargo para mi asombro hay otras que me sigue gustando ¿Cuestión de madurez? ¿He crecido en lo físico y en lo metal de forma dispar? Vamos a repasar mis conclusiones.

La adolescencia: el sabor de lo rebelde

Cuanto tenemos entre los once y los dieciseis años se produce un cambio fisico bestial, pasamos de niños a adultos y nuestro cuerpo crece sin que podamos controlarlo. Para ello nuestro cuerpo segrega hormonas y por ende estas nos revolucionan como si estuvieramos en mitad de una protesta del 15M. Nos volvemos contestones, irreverentes y somos victima de pensamientos e inquietudes que no nos afectaban durante nuestra niñez. Ademas se producen fenómenos que nos convierten en meros trozos de carne andantes carentes de raciocinio, me explico ¿Como puede ser que llorara como una descosida cuando veia en la television las Spice Girls?¿Como puede ser que comprara esa fuente de conocimiento infinito que es la Super Pop?
Y este fenomeno ha aumentado gracias a internet y las vias de contacto que existen en la actualidad tales como facebook o whats app. Las jovencitas que siguen a personajes como Justin Bieber son una claro ejemplo de ello. Y es evidente, cada vez se maquillan antes, beben antes y son victimas de una moda global antes.Son otros tiempos.

Esta imagen era un póster que tenia en mi habitación. Raro pero cierto.

Aun asi tengo afecto a esta época de mi vida. Aunque mi cara pareciera una paellera de arroz y no me deshiciera de ese chándal de mercadillo. Yo en chandal a diario, no me lo puedo creer.

La pre-adultez. Somos conscientes de nosotros y de nuestro entorno

Como nueva y reluciente filosofa quiero destacar una nueva edad mental que yo considero importante por mas que se trate de una transicion. De los diecisiete a los veinte años nuestros pasos van dejando huella, somos conscientes de nuestro futuro y de lo que debemos de conseguir para adaptarnos al entorno. En el aspecto de nuestras preferencias vamos asentandonos en nuestros gustos a la hora de vestir (si, aqui ya llevaba siempre vaqueros) y en nuestras preferencias musicales o de entretenimiento.
Retornando a mi como ejemplo a esta edad comencé a engancharme al rock, por fin  descubrí que derroteros musicales y cinefilos guiarían mi vida. Deseché grupillos de adolescentes y dejé de coleccionar estupideces que venian en revistas y que llevaron a la ruina a mi madre. Y si, en esta edad confirmé lo que quería ser en la vida.

Que bien me lo pasaba escuchando a estos una y otra vez


Adultez. Encantados de conocernos

A los veinte años (siempre digo que las mujeres a los dieciocho y los hombres algo mas tarde) somos personas maduras con nuestros intereses formados y con una personalidad propia y definitiva. No hay nubes en nuestro entendimiento, ni arrebatos hormonales que nos controlen. Somos nosotros y así sera hasta la muerte (aunque como dicen algunos las manías se acentúan con la edad)

En lo que a mi respecta la adultez significa el encontrarme conmigo misma en una profesión que adoro. Unos hobbys que mantengo desde la infancia y que han madurado a la par que yo (véase la escritura).
 Y como no, debo decir que me siento orgullosa, como todos debemos estarlo, de mi forma de ser, del camino que he tomado y de las maravillas que me ha deparado el camino hasta aquí.

Y cosas que nunca cambian...

Pero todos tenemos aspectos, gustos o detalles de nuestros carácter que nos acompañan desde la infancia. No me refiero a cosas frugales como los helados de nata o el granizado de limón. Me refiero a nuestra entereza, a nuestra capacidad de resistencia frente a la adversidad, a nuestra forma de relacionarnos. Y luego existen detalles mas tiernos como las cosquillas o un buen masaje de espalda. Hay cosas que nunca cambian, desde siempre y hasta la hora en la que nos hagamos mayores. Lo inherente a cada uno es, con diferencia, lo que nos hace especiales y únicos.

...y cosas que nos hacen madurar.

Siempre dicen que ciertos acontecimientos de la vida que te hacen madurar de golpe. Yo soy de las que creen que es así, de alguna forma lo he vivido. Tener que plantearte la vida de un adulto en la adolescencia te hace cambiar y que se adquieran características que son mas propias de otra etapa de madurez. Desde aquí mi admiración y reconocimiento a las personas que se ven envueltas en este tipo de circunstancia, ya sea por una desgracia personal o familiar, una guerra, una situacion de pobreza o una perdida irreparable.



Y aqui termina mi breve ensayo sobre la madurez y el crecimiento personal. Ahora toca reflexionar sobre las etapas de cada uno y si en verdad somos plenamente maduros. A mi me gusta pensar que disfrutamos de momentos de adolescente o de niño en cualquier momento de nuestra vida. Llorar de emoción como una joven de quince años o reír como un niño pequeño no tiene precio.
Gracias por leerme, nos vemos en el oasis.

1 comentario:

  1. Interesante Articulo Ana Maria quei nvita a la reflexion personal

    ResponderEliminar